Ingredientes: cebolla (una arroba por cada arroba de cerdo), calabaza (si gusta), miga de pan, pimienta, clavo, nuez moscada, canela molida, cominos, pimentón, manteca, tripas y toda la sangre del cerdo
Se pican las cebollas y la calabaza, se cuecen y se escurren en una talega. En un lebrillo grande se mezclan la cebolla y la calabaza con todas las especies majadas. Se sazona. En el centro de la masa se hace un hueco en el que se echa la sangre colada y la manteca derretida del manto de las tripas del cerdo y un poco de las hojas de las costillas. Con esta masa bien mezclada se van llenando las tripas del misterio, que tienen grasa pegada en su interior, con la ayuda de una máquina de picar dispuesta con embudo. Se van cortando y atando las morcillas con un hilo grueso de algodón, dejando un pequeño espacio vacío al final para evitar que se reviente. Se cuecen en una caldera mediana durante unos quince minutos y se cuelgan al aire libre.
Cuando estan oreadas y secas, si queremos conservarlas, debemos freírlas y mantenerlas cubiertas de aceite en una orza o cualquier otro recipinete, y si preferimos gastarlas recientes, tendremos que congelarlas.
Otro consejo, ya mio particular: durante la elaboración, tener cuidado no tengais ningun vampiro o banquero cerca (por lo de la sangre y chuparla). La próxima receta será como hacer el perfecto acompañante de la morcilla: el político ... perdón, el chorisssssso.
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